Soledad ¿Te desquicia o te acompaña?

17 de octubre de 2016

Hoy en día la sociedad está tan conectada con cada persona de nuestro entorno, que resulta difícil pasar tiempo a solas con uno mismo. En la actualidad millones de personas evitan estar solos, y no únicamente por la probable crítica social que pueda implicar, sino porque simplemente han perdido la costumbre de encontrarse en un ‘cara a cara’ consigo mismos. De cualquier manera recordemos que culturalmente, al menos en muchas de las sociedades actuales, se nos ha inculcado una especie de miedo a la soledad, asociando con este estado diversas cualidades negativas, o en el mejor de los casos extravagantes.

La consecuencia a esto es que la gente empieza a creer que la soledad es negativa, significa que nadie se preocupa por ti y por lo tanto la teme y evita.

Pero ¿qué pasaría si aprendiéramos a disfrutar de nuestra soledad, nuestra compañía?

1. Conectarás contigo mismo. Cuando comiences a disfrutar estar solo, ganarás una mayor perspectiva sobre tus propias emociones. Crearás un entendimiento más profundo acerca de lo que te hace feliz, lo que te molesta y lo que te entristece. Con ese conocimiento es más fácil regular tus emociones. Pero todo comienza con el entendimiento sobre cómo te sientes, y eso sólo llega con un poco de soledad.

2. Serás más productivo. A veces, la necesidad de estar siempre acompañados nos lleva a dilapidar el tiempo y nos impide terminar nuestras tareas. La soledad, en cambio, es ideal para el trabajo y para fomentar la creatividad. La clave del progreso está en encontrar ese punto medio entre soledad y sociedad.

3. Te sentirás más independiente. Descubrir nuestras habilidades y límites nos otorga confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades, superando la necesidad de la aprobación o de apoyo constante de los demás.

4. Podrás reflexionar objetivamente. El ritmo de nuestro mundo no nos permite pararnos a pensar sobre nuestra propia vida o las decisiones que hemos ido tomando. Un rato a solas nos invita a sentarnos, respirar y meditar sobre aquello que realmente necesitamos.

5. Recuperarás tu energía. A menudo cuando estamos rodeados de personas gastamos mucha energía. Tratamos de mantener al resto feliz, de hacerlos reír, apaciguar sus egos, leer sus emociones y todas esas otras cosas de rigor que vienen con cualquier interacción. Un poco de tiempo en solitario permite que te recargues, por lo que es bueno tomar un descanso, tanto emocional como mental, de la interacción constante.

Confío en que con un poco de introspección y práctica es fácil determinar la dosis de soledad que nos sienta bien –habrá temporadas que la necesitamos más, otras menos. Y si lo hacemos, probablemente notaremos que su presencia resulta deliciosa, o que al menos es mucho mejor compañía que el bullicio mental, la ansiedad digital que fomentan las redes sociales o las hormonas del estrés, ingredientes frecuentes en la cotidianidad contemporánea.

Elena Peñalver González |  Psicóloga sanitaria en Madrid

epenalver@psicologiamentae.com

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