12 de Mayo de 2015
Es importante comenzar con una introducción a los esquemas cognitivos y pensamientos automáticos. Los esquemas se definen como reglas específicas que gobiernan el procesamiento de la información (disparan un determinado tipo de pensamientos) y, por extensión, la conducta. Éstos pueden estar activados (por circunstancias ambientales negativas) o estar inactivos (latentes: cuando las circunstancias son favorables)
Con esto queremos decir que se originan en la infancia, se van desarrollando y consolidando a lo largo de la adolescencia y la vida adulta pero no se activan hasta que hay un cambio significativo en la vida del individuo, ya sea una nueva etapa, una situación nueva. Es entonces cuando aparecen los pensamientos automáticos negativos (“nada de lo que hago merece la pena”, “nadie se preocupa por mí”, en el caso de una persona depresiva, los cuales desencadenan una reacción emocional (tristeza, desesperanza) que les conduce a una conducta alterada (no salir de la cama, eliminar su vida social, etc.).
Parece claro que cuando los esquemas están activados, generan un malestar emocional y que la conducta es la consecuencia final del esquema, se trata de un largo proceso de pensamiento-emoción-conducta que será el que lleve a esa persona a no salir de la cama o incluso terminar suicidándose.
Los esquemas cognitivos se produce en la infancia debido a que las necesidades emocionales básicas no han sido satisfechas durante dicha infancia. Específicamente estas necesidades universales son:
Es imprescindible tener en cuenta que no todas las personas crearan esquemas disfuncionales ante estas carencias durante la infancia, la capacidad de resiliencia que posea cada uno será el que le haga superar la situación de una manera adaptativa o no. Hoy en día muchas personas están pasando por situaciones muy difíciles con respecto a su hogar, como es el caso de los desahucios y este concepto (la resiliencia) es uno de los primeros que se trabaja con ellos, ya que se busca aumentar su capacidad de afrontar la adversidad.
Por último veremos un ejemplo que represente la diferencia entre pensamientos automáticos y esquemas mentales:
Pensamientos Automáticos | Esquema |
---|---|
“Todo lo hago mal” | |
“Siempre me equivoco” | “SOY UN INUTIL” |
“Necesito ayuda en todo” | |
“Seguro que voy a quedar mal” |
Elena Peñalver | Psicóloga Sanitaria en Madrid