7 de marzo de 2022
Estos días, en los que todo el mundo mira hacia Rusia con preocupación, nos sirve para ilustrar el mecanismo de la negación y cómo este se asocia al trauma. Llevamos semanas escuchando en varios medios de comunicación que Rusia pretendía invadir Ucrania. Esta información venía siempre de la mano de las posibles consecuencias que provocaría este conflicto a nivel mundial, subida de precios, inflación, etc.
La población había sido avisada. Sin embargo, hasta la noche en la que comenzaron los bombardeos, los restaurantes y cafés de Kiev estaban abiertos. No había colas en los super mercados ni en los bancos, y en las noticias pudimos ver a través de diversas entrevistas como el pueblo ucraniano afrontaba con incredulidad y cierta resignación lo que estaba pasando.
Y entonces llegaron las bombas. Pudimos ver a cientos de personas en shock, totalmente incrédulas ante lo que estaba sucediendo en sus ciudades. Escuchamos testimonios de decenas de personas que vivían con inverosimilitud que en pleno s. XXI esto pudiera estar pasando.
Afrontar que el país en el que has nacido y donde vives va a ser brutalmente invadido no es tarea fácil para el psiquismo. El mecanismo de la negación (“No va a pasar”, “esto es lo de siempre y al final no pasa nada”, “Estamos en el s. XXI”, “no pueden hacerlo, hay tratados internacionales” …) es un mecanismo de afrontamiento, que nos da tiempo para adaptarnos.
Mientras estamos en negación, nos estamos protegiendo de tener que aceptar la verdad. Necesitamos la mayoría de las veces esa tregua temporal que nos permite la negación para poder generar estrategias para adaptarnos a la situación.
Pese a que puede parecer un mecanismo poco saludable, la realidad es que, ante un evento traumático, estresante y doloroso, la negación es muy útil. Permite ir integrando inconscientemente información impactante a un ritmo más saludable para la mente.
La negación es la primera etapa del proceso de duelo. Encontrarse en un estado de negación, al principio, es natural y necesario para el psiquismo. El problema viene cuando este mecanismo se alarga.
Continuando con el ejemplo de la invasión de Ucrania, si parte de la población continuara en negación, podría ser muy peligroso para sus vidas. Aceptar e integrar lo que les está sucediendo hace que tomen mejores decisiones, y enfrentar los desafíos que se avecinan, ya sea de cara a ponerse a salvo o a generar expectativas más realistas.
Otro ejemplo más cercano puede ser el de la persona que se detecta un bulto y no va al médico o tener deudas y dejar de abrir las cartas de aviso de impago. Si el periodo de negación se extiende en el tiempo, cualquiera de estas dos situaciones que planteamos podría tener consecuencias devastadoras.
Si no puedes afrontar una situación, si sigues negando la posibilidad de que esté ocurriendo, si la negación se alarga… es hora entonces de pedir ayuda profesional. ¡Contáctanos, estaremos encantados de ayudarte!
María Espigares de Silóniz | Psicóloga y Psicoterapéuta Gestalt en Madrid