25 de Noviembre de 2015
Hoy, veinticinco de Noviembre, celebramos un año más el día internacional contra la violencia de género, que en lo que llevamos de año se ha cobrado la vida de 55 mujeres que han sido ASESINADAS en manos de sus parejas o exparejas.
Y aún con todo lo que sabemos, resulta frecuente que uno mismo se pregunte cómo es esto posible. Para poder comprender este fenómeno profundamente, analizaremos en este post y en sucesivos, diferentes aspectos sociales y psicológicos que intervienen en los procesos que conforman la violencia de género.
Hoy, día de luto y reflexión, resulta casi inevitable preguntarse porqué esto sigue ocurriendo año, tras año, en parejas jóvenes, ancianos, adolescentes, con dinero, sin dinero, en España, en Brasil, en China… en todos los países, a todas las edades, de todas las clases sociales… Nos afecta a todos. Pero ¿por qué?
Primero hay que preguntarse cuál es la semilla, el origen, de la violencia de género. Este origen está en la desigualdad existente en todo el mundo entre hombres y mujeres, alimentado además con componentes machistas, estableciendo una relación de superioridad-inferioridad entre ambos sexos. Esto se traduce a todos los niveles, veamos algunos ejemplos:
A nivel legal y económico, las estadísticas demuestran estas diferencias en nuestro país. Pero, hasta no hace tanto, en España una mujer casada no podía trabajar, menos aún si era madre. Una mujer no podía abrir una cuenta si no iba acompañada y autorizada por su marido, existían leyes discriminatorias sobre herencias, reparto de tierras, derechos de propiedad, etc. Por poner un ejemplo, hasta 2005 no se produjo la reforma constitucional que permitía a una mujer poder reinar con iguales de derechos que un varón.
A nivel cultural, ¿Somos educados, y por lo tanto representados de igual manera hombres y mujeres? Por desgracia no, hoy en día siguen existiendo colegios donde se segregan niños y niñas favoreciendo una socialización específica de género. Culturalmente, se acepta (aunque no se comparta) la violencia como medio de solución de conflictos; seguimos aceptando las expectativas del cumplimiento de los roles dentro de las relaciones, etc.
Hoy, que hablamos de los factores sociales que intervienen en el mantenimiento de la violencia de género, no podemos finalizar el post sin hablar de los mitos del amor romántico. Muchas veces, determinadas manifestaciones se confunden con conductas amorosas: posesividad, exclusividad, interés y preocupación por el otro, control, celos, etc, confundiendo aún más a la mujer, quedando causas y efectos entrelazados formando un círculo sin salida.
María Espigares de Silóniz | Psicóloga y Psicoterapéuta Gestalt en Madrid